Ante las condiciones de marginalidad, pobreza y conflictos que implican el uso de la violencia, en la que se encuentran más de la mitad del mundo, desde noviembre de 2007, la comunidad internacional decidió que el 20 de febrero sería el Día Mundial de la Justicia Social.
Bajo el lema “en pos del desarrollo social para todas y todos en el actual proceso de mundialización”, surge esta celebración con la finalidad de apoyar a todos los países del mundo con su labor en la erradicación de la pobreza, la promoción de los empleos dignificados y de las condiciones de igualdad y bienestar entre la ciudadanía.
La Justicia Social, para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es un principio fundamental para un pleno desarrollo y para convivencia pacífica entre naciones (y entre los individuos que las conforman); que implica una universalidad de promoción del desarrollo y la dignidad humana. Este principio hace referencia directa a la concepción rawlsiana de justicia como la equitativa repartición de bienes (materiales y sociales).
La ONU destaca que la adopción de declaraciones como la “Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre la justicia social para una globalización equitativa” por parte de la Organización Internacional del Trabajo, es una prueba fehaciente del compromiso con la búsqueda y promoción de la justicia social.
Sin embargo, actualmente todavía hay un gran trabajo que hacer. Más allá de la firma de declaraciones en organismos internacionales, es tarea también de la ciudadanía exigir, buscar, promover e informar sobre la necesidad de justicia social.
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